domingo, 26 de junio de 2011

La fotografía en México


De acuerdo al investigador francés Olivier Debroise, quien publicara una obra fundamental donde aborda la historia de la fotografía en México (Fuga Mexicana, un recorrido por la historia de la fotografía en México), en el caso del retrato fotográfico, una serie de figuras públicas pasan a formar parte del mundo privado familiar y sitúan al grupo ideológicamente. En 1874, la firma Cruces y Campa lanzó al mercado una célebre galería de gobernantes con los retratos de los personajes que han ejercido el poder en México, desde la época de la independencia. Esta iniciativa fue imitada por varios fotógrafos; además, los álbumes de edificios notables y paisajes, como el Album fotográfico de Desiré Charnay y el Album Orizabeño de Manuel Castillo (1872).

Además, la afirmación de sí mismo pasa por el reconocimiento de las imágenes, la localización de aquellos que no forman parte de la buena sociedad. Desde fechas muy tempranas, la fotografía sirvió a intereses de clase y llenó ciertos huecos. En 1855 se reglamentó el uso de la foto aplicada a la identificación de los reos,... aunque superficial, esta medida pretendía cubrir las carencias del sistema carcelario mexicano. (Debroise, 1998: 60)

La "notable mejora" había sido instaurada un año antes por decreto presidencial del general Santa Anna, a sugerencia del inspector de cárceles del ayuntamiento... Del conocido Chucho el Roto, Jesús Arriaga, fueron impresos 300 ejemplares de su retrato a raíz de su fuga en 1882. En las fotografías, los presos se caracterizaban por su apariencia andrajosa. La mayoría de ellos provenía de las clases bajas.

La fotografía sirvió muy pronto para clasificar, situar, definir y controlar a otros sectores de la sociedad. Además, durante el II Imperio se intentó controlar de esta manera el ejercicio de la prostitución, y particularmente, limitar los estragos de las enfermedades venéreas... dicho trabajo fue encargado por Maximiliano de Hadsburgo en 1865. En él, se apuntaban los datos clínicos de las mujeres galantes de la ciudad de México.

A partir de 1872 se registró de modo similar a los vagos e indigentes... a finales del porfiriato esta medida se extendió a los enfermos mentales, a los maestros y, en vísperas de las fiestas del Centenario de 1910, a todos los periodistas, a quienes se les entregó un carnet que les daba acceso a las ceremonias conmemorativas. De esta manera se fueron consignando en un registro los rostros de los ciudadanos que por su labor o características, debían ser identificados, conocidos, o mejor dicho, reconocidos por la clase en el poder.

En las últimas décadas del siglo XIX una intensa competencia, y la aparición de la fotografía de prensa obliga al fotógrafo a distinguirse: cada quien adopta un estilo que lo caracteriza... Los temas, las poses, son los mismos, pero la mirada del fotógrafo ha cambiado... sin embargo, en las ciudades de provincia y en ciertos barrios periféricos de la capital, se instalan estudios improvisados y cada vez más, numerosos fotógrafos ambulantes en busca de clientela de modestos recursos.

La profesión de fotógrafo retratista entró en crisis a finales de los años veinte... Esto se debió, probablemente, a la difusión entre las clases acomodadas de las cámaras portátiles, evidenciada por el espacio que ocupaba en la prensa la publicidad de los productos Kodak, introducidos en 1901 por la American Photo Supply Company. Algunos requerimientos oficiales permitieron sobrevivir a los estudios: como las fotos para credenciales y sus diversos formatos. A partir de 1910 el fotógrafo de retratos se convierte en un personaje de los barrios excéntricos, y se multiplican de vuelta los fotógrafos ambulantes o transhumantes que atienden a los sectores campesinos, a los peregrinos en Chalma, la Villa de Guadalupe, Chapultepec, etc...

Si deseas más información consulta la obra de Olivier Debroise que editara Gustavo Gili.

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